Algunos materiales, entre los cuáles los plásticos, tienen una superficie no porosa e inerte que la hace no receptiva al anclaje de los sustratos como tintas de impresión, adhesivos y recubrimientos. El tratamiento por llama aumenta la tensión superficial (propiedad mojante) de los materiales, para prepararse a los siguientes procesos como por ejemplo: estampación, pintura, teñido, revestimiento, lacado, encolado, sellado, metalizado, laminado y otros.
Principalmente el proceso consiste en pasar una llama controlada (en composición, velocidad y distancia) sobre la superficie del material que se desea tratar. El tratamiento por llama puede utilizarse para mejorar la capacidad de adhesión de todos los materiales plásticos y no como: papel y cartón, aluminio y metales en general.